América Latina, por encima de mercados más maduros como el europeo y el norteamericano, tendrá una tasa anual de crecimiento consolidado del 15.7 % de estos métodos de pago, señala Agustín Parodi, Chief Business Officer de Geopagos.
En un entorno de alta competencia y consolidación de los modelos de negocios de billeteras virtuales y otras plataformas de pago digital, la pregunta se impone: ¿es rentable desarrollar una solución de pagos propia?
América Latina es uno de los mercados con mayor potencial en la revolución de los pagos digitales. De acuerdo con el World Payments Report 2023 de Capgemini, estos métodos electrónicos tendrán una tasa anual de crecimiento consolidado del 15.7 % en la región, muy por encima de mercados más maduros como el europeo o Norteamérica.
Nuestra región se caracteriza por su población joven y una creciente adopción de la tecnología digital, sumado a una baja penetración de los servicios financieros tradicionales. En ese contexto, las soluciones digitales de pago han transformado al comercio desde la Patagonia hasta el Mar Caribe, con el impulso adicional del eCommerce, que ha abierto oportunidades de desarrollo a cientos de miles de emprendedores en toda la región.
Pero este crecimiento es tan impactante como todo lo que aún falta crecer. A medida que ha evolucionado la tecnología y la confiabilidad, las personas migran cada vez más sus transacciones cotidianas del efectivo a su celular. Paralelamente, grandes y pequeños negocios han comprendido que cuanto mayor es su oferta de pagos digitales, su facturación es superior.
Junto a la necesidad de incluir financieramente a la población, los Estados han comprendido que es necesaria una regulación favorable para el desarrollo de esta industria y, así, en países como México, Brasil, Argentina o El Salvador se han generado grandes avances.
En ese sentido, cobra especial relevancia la interoperabilidad como una de las principales tendencias regulatorias actuales, que abre el juego para que una nueva camada de empresas se lance a aprovechar la oportunidad y ganen su porción de mercado.
Dicho lo cual, la pregunta aún permanece: ¿son rentables las soluciones de pago digitales? Lo primero que hay que tener en cuenta es que la curva de aprendizaje de la industria ha alcanzado un grado de madurez tal que ha reducido significativamente las barreras de entrada. La clave son los partnerships con compañías que proveen tecnología y desarrollan estas soluciones.
De este modo, los “costos hundidos” corren en su mayoría por parte del partner, cuyo expertise es precisamente asegurar una operación eficiente, con altos estándares de seguridad y con una vasta experiencia en el mercado.
Por otra parte, la creación de una infraestructura digital de pagos es la puerta hacia la escalabilidad, tanto local como regional, lo cual habilita una absorción de los costos fijos tan veloz como duradera. Para bancos, retailers y empresas con alto flujo de transacciones, los pagos digitales generan una oportunidad de revenue inigualable. Y a la larga, será prácticamente un must.
Es alentador ver que cada vez hay más opciones de digitalización que permiten una personalización completa, con la capacidad de incorporar tecnología de la manera más adecuada a las necesidades de negocio. Con una acertada estrategia de mercado, las soluciones digitales de pago han probado no ser la mayor palanca de crecimiento de la década. La buena noticia es que esa historia aún no ha terminado.